“El manicomio es un depósito de personas que han sido estigmatizadas, señaladas y abandonadas”

La Plata

“El manicomio es un depósito de personas que han sido estigmatizadas, señaladas y abandonadas”

Palabras de Lucas, integrante de Desheredadxs de la Razón, una organización que lucha por la desmanicomialización y los derechos de las personas con padecimientos mentales.

                                                                                                                     

                                                                                                                                Por: Agustina Gómez


Junto a Lucas, Juan Pablo y Astor son integrantes de Desheredadxs de la Razón, una organización que tiene cinco años y trabaja con personas internadas en el neuropsiquiátrico Alejandro Korn. Esta agrupación, nacida a raíz de un teatro, tiene el objetivo principal de concientizar en cuanto a salud mental y profundizar los procesos de desmanicomialización.

- ¿Cómo se formó Desheredadxs de la Razón?

-Juan Pablo: Surgió como consecuencia de que murió la persona que estaba a cargo de este espacio físico, en primera instancia. Después las cuestiones que había para trabajar en el hospital llevaron a que se conforme algo específico para salud mental con una lógica desmanicomializadora, apuntando  algo más a lo coyuntural en políticas en salud mental. La excusa, se puede decir, fue el teatro. Pero hay algo de fondo que salió ahí rápidamente para cambiar las condiciones o generar las instancias para que eso vaya generando lo que la ley dice que ya estaba legalizado.

-Astor: Creo que surgió de gente que se fue enterando. En primer lugar, se enteraron que existe un manicomio, que ahí adentro viven un montón de personas en una situación de vulneración muy grande. Entonces, a raíz de las experiencias que hay en el Borda, se pusieron a pensar en el hospital de acá: ¿Qué estaba pasando? De ahí es que se acercan y conocen al teatro. Después muere Leopoldo Polo Lofuedo, quien era el que realizaba actividades con la gente adentro del teatro. Al quedar vacío el espacio se termina generando después de un tiempo,  lo que hoy por hoy es, Desheredadxs de la Razón. Como un grupo de gente que comenzó a ir a ahí a laburar.

- ¿Qué es lo que quieren lograr desde Desheredadxs de la Razón?

-A: Desde estos cinco años que llevamos laburando, fuimos creciendo como organización y en la lectura que pudimos tener de lo que es el manicomio, lo que representa y los intereses que hay en juego. En un principio, nos abocamos a trabajar exclusivamente con las personas internadas, haciendo asambleas y talleres artísticos, con la lógica de la educación popular. Trabajando para que la gente se sienta cada vez más un actor que participa y sea activo en su propio proceso, en esto que implica la desmanicomialización. Una lucha por la libertad de la gente que estuvo encerrada mucho tiempo dentro del hospital.

-¿Qué ofrecen como organización?

-A: Lo que nosotros ofrecemos es algo que no se brinda desde el hospital. Ahora tal vez un poco más, a raíz de las cosas que fueron pasando y que se están empezando a generar. Son actividades colectivas que den lugar a la palabra o valor a la palabra. A la palabra de la gente que está internada, en vez de entenderlos como objetos o tratarlos como pacientes. Es algo que no se generaba naturalmente y, que de hecho, va en contra de la lógica de la institución, que es justamente tratar  de mantener a la gente aplastada silenciada y que moleste lo menos posible. Y de tratamiento, ya ni hablar. Es bastante siniestra la forma en la que sobrevive la gente y lo que la institución les ofrece. En términos de tratamiento, es prácticamente nada. Más que nada, chaleco químico, ausencia de actividad y encierro.

-¿Cómo reacciona la institución ante su trabajo? ¿Han llevado esta lucha a una instancia judicial?     

-JP: Es raro, por no decir otra palabra. Algo que tendría que ser política institucional, reconocida en una ley. En vez de ser fomentado, multiplicado o apoyado, generalmente, se le meten trabas o se corta. Hay un montón de excusas para que eso no se desarrolle. Termina siendo una persecución ideológica y queda de lado, o por fuera, el tratamiento concreto, que es por lo que tendrían que estar todas las partes, que dicen ser de la salud. En lo concreto, dista mucho de eso.

-A: Llegó un momento en que como organización nos planteamos que teníamos que hacer algo más porque ya no bastaba con solamente ir a un taller o una asamblea con las personas.  Así que decidimos hacer una denuncia judicial, generar una causa. Para lo cual recurrimos al CELS, el Centro de Estudios Legales y Sociales. Con ellos trabajamos durante un largo tiempo para generar una denuncia por la cantidad de muertes, por las condiciones y la falta de tratamiento. Se presentó en el juzgado           en lo Contencioso Administrativo Nº1 de La Plata, en octubre del año pasado. Luis Arias falló a favor de nuestra demanda, en contra de la Provincia, imponiendo una medida cautelar, permitiendo que gente de afuera venga a monitorear. El gobierno provincial apeló y frenó esa medida. Ahora está atravesando distintas instancias judiciales pero está bastante trabado. Además, generamos lo que se llama el Movimiento por la Desmanicomialización en Romero (MDR), que es un movimiento en el que nos encontramos la mayoría de las organizaciones que estamos en Romero luchando con trabajadores, con usuarios y con gente de la comunidad. Entonces el año pasado se dio un cambio en nuestra política. Esto llevo a un cambio en la respuesta que tenemos nosotros también de la institución para con nuestro trabajo

- ¿Por qué ustedes entienden que los manicomios no deben existir?

-Lucas: Es una institución que funciona a base de aislamiento,  segregación y el ocultamiento de las personas con padecimientos mentales. De esa forma se oculta la problemática de cómo se generan estos padecimientos en la sociedad. Dentro de lo que es la institución manicomial, los objetivos no son el tratamiento de los padecimientos mentales y buscar la reinserción social de estas personas, sino que es básicamente una cárcel para personas pobres con padecimientos mentales. Funciona bajo esa lógica. Lo que planteamos es que desde el Estado se brinde una atención en salud mental digna y de calidad. Esa atención tiene que ser pensada en el marco de una reinserción social o de no despojar de sus lazos, de sus vínculos, de su lugar en la sociedad. La persona debe ser pensada dentro de la sociedad. El manicomio en ese sentido es un depósito de personas que han sido estigmatizadas, señaladas y abandonadas. Por eso no deberían existir.

-A: El tema es que ya no alcanza con decir que hay que cerrarlos. Porque eso ya lo plantea la nueva Ley de Salud Mental, número 26657, sancionada hace 5 años y que plantea que todas las instituciones monovalentes  se tienen que cerrar en el 2020. Desde nuestro lugar como organización tenemos que exigir que surjan todas estas otras formas de atención y que el Estado realmente genere esas otras formas de atención. Si no este proceso supuestamente en pos de los Derechos Humanos; lo que esconde es un achicamiento del Estado en la atención en salud mental. Para que sea una transformación real y no sea otra forma de abandono u otra forma de exclusión hay que poner el foco en ese lugar. El Estado tiene que garantizar a la población la posibilidad de atenderse los problemas de salud mental dentro de una lógica comunitaria.

-En este caso, ¿qué lo remplazaría o que faltaría por hacer?

-L: Es súper necesario que se genere una lucha para que se den las transformaciones necesarias y que se creen otros tipos de dispositivos de atención en salud mental, con base comunitaria y que sea de la mejor forma posible. Al no haber un plan claro de cómo debería darse la transformación en salud; esa ambigüedad te sitúa en medio de un juego de poderes en el cual nosotros tratamos de posicionarnos en favor de una transformación, que vaya realmente en vías de una ampliación de los derechos de las personas con padecimientos  mentales. La idea es que no que termine profundizando un vaciamiento en la salud pública o con respuestas que no seguirían el espíritu de la ley de darle más anchura a los derechos de las personas.

-A: Pensado en Romero específicamente lo que se requiere es: Primero, desinstitucionalización, porque son personas que estuvieron mucho tiempo dentro del hospital y que perdieron manejos básicos o cuestiones básicas de convivencia para poder vivir afuera. Un laburo de rehabilitación serio y personalizado. Otras cuestiones serían, la cuestión habitacional ya que la mayoría es gente pobre que no tiene recursos. Algunos acceden a pensiones que el Estado da pero que son bastante paupérrimas y que no alcanzan para pagar el alquiler. Además, centros de atención, que pueden ser centros comunitarios. Pero si vemos lo que hay, el hospital tiene tres centros de externación y cada uno atiende alrededor de 80 o 100 personas. Teniendo en cuenta que adentro del hospital todavía quedan 600 personas, serían 6 centros de atención comunitarios, como mínimo.

-¿A quiénes creen que beneficia la existencia de los manicomios?

-A: Yo creo que, históricamente, beneficia al capitalismo y a los que son beneficiados por este sistema de organización social. Pero si vamos a actores más concretos, yo creo que a esta altura no beneficia a nadie.

-L: Beneficia a todos los espacios de poder, en la medida que el manicomio nace como una forma de desechar a las personas que son improductivas. O sea, si es pobre, no es capaz de autosustentarse, si no es capaz de sostener los ritmos que esta sociedad requiere, que son ritmos guiados por los intereses del capital y de la acumulación por parte de un grupo, hay una voluntad de marginar, en función de productividad de mantener ciertas formas de trabajo. En ese sentido, también se benefician todo grupo de poder que ha logrado insertarse en estas lógicas hegemónicas o que  ha sabido reproducirlas o hallar su lugar y sacar su tajada de esto.

-¿Cuál es el rol que les gustaría que juegue el Estado en la salud mental? 

-L: El rol del Estado tiene que ser el de un agente que luche en vías de la defensa de los derechos de las personas. En tal sentido, desde el Estado deberían darse todas las políticas necesarias para que estas personas puedan volver a acceder a la libertad y rehabilitarse de las condiciones opresoras que Estado hasta hoy perpetuó. Tendría que haber un giro absoluto por parte de las lógicas estatales y que vayan en vías de realmente potenciar las posibilidades y las calidades de vida de las personas en general.

-A: Hacer este viraje en principio por una cuestión ética, por una deuda social enorme que tenemos con estas personas, que por haber enfermado, o por haber sido catalogadas como locas quedaron encerradas y fueron torturadas por mucho tiempo por el mismo Estado. Primero, para garantizar a estas personas, condiciones de vida dignas, condiciones de atención dignas. Y después garantizarle estas condiciones a todo el resto de la sociedad. Porque es una cuestión social y como sociedad permitimos que estas cosas pasen. Creo que nos enojamos muy poco y permitimos que los malos gobernantes nos mientan y hagan lo que se les canta. Me parece un poco utópico pedirle al Estado sin pensarnos como sociedad que vamos a hacer en ese proceso, siendo que el Estado sirve a favor de los intereses de las corporaciones en cierta forma. Entonces, creo que, si como sociedad no nos transformamos no podemos tampoco pretender una transformación desde el Estado.

-JP: Rozando el ideal mágico, que el Estado no solo garantice las condiciones sino que transforme todo el sistema de salud y eso implica repensar la democracia que se tiene.


Juan Pablo, Astor y Lucas son un claro ejemplo de la lucha que llevan distintas agrupaciones día a día para terminar con aquellas lógicas que avasallan los Derechos Humanos de las personas con padecimientos mentales. Además, Desheredadxs de la Razón tiene entre sus objetivos principales que se cumpla plenamente con la nueva Ley Nacional de Salud Mental, número Nº 26657. La misma establece, además del cierre y no creación de nuevos manicomios, un cambio de paradigma que deja de entender a las personas con discapacidad mental como objeto de asistencia para considerarlas sujetos de derecho.