La capital del alcaucil

La Plata
La capital del alcaucil

 Anfitriona del Simposio Internacional de la Alcachofa, Cardo y sus variantes silvestres 2015 y la tradicional “Fiesta del Alcaucil” de cada año. La Ciudad se consolida como mayor productora nacional.
                                                                      
                                                                                                                        Por: Elias Langoni

   Con un 64% de la producción nacional, La Plata se mantiene como la mayor productora del país de alcaucil, ya que cuenta con las mejores condiciones climáticas y terrenales para ese tipo de cultivo.
    Fue designada sede del noveno Simposio Internacional de la Alcachofa, Cardo y sus variantes silvestres 2015. Es la primera vez que se lleva a cabo fuera de Europa. Se desarrolló del 29 de septiembre al 2 de octubre, en el auditorio del Centro de Profesionales de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires, como antesala a la fiesta del alcaucil que a partir del 2007 se volvió tradición en la ciudad.
   En la fiesta, los productores recibieron la nueva cosecha y compartieron la tradición del cultivo. Se fomentó el consumo del alcaucil, comentando sus contribuciones a la buena salud y mostrando las variaciones gastronómicas que este producto posee. También se dieron talleres de cocina, actividades infantiles, espectáculos y puestos de comida.


Carmelo Mancuso, productor de alcauciles en la zona de Arana, partido de La Plata y partícipe del grupo que organiza junto con La Municipalidad de La Plata la Fiesta del Alcaucil comentó: “La idea fue que se acercara el simposio junto con la fiesta, para que el que vino de afuera aproveche y vea también la feria”. Agregó que “la gente espera la fiesta y este año se llevaron todo el alcaucil preparado”.
   “La gente viene porque el alcaucil es fresco”, aseguró Mancuso y afirmó que “el alcaucil está recién cortado y eso a los clientes los atrae”. Haciendo referencia a la localidad mencionó que es la mejor zona para la producción, por el clima, el lugar y la tierra.

“La producción se está perdiendo”

   En 1880, la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, declaró a la Ciudad de Buenos Aires como Capital Federal de La Nación Argentina. Allí se comenzó la planificación y construcción de una nueva ciudad capital para la provincia. Esta capital sería más adelante la ciudad de La Plata. Esta fue ideada desde sus cimientos con una zona rural donde se puedan producir alimentos para abastecer la ciudad.
   A principios del Siglo XX se empezó a formar, en las zonas quinteras, una pequeña cantidad de campo para cultivo personal y para algunos pequeños productores. Se pobló de inmigrantes, principalmente italianos y españoles, quienes alquilaban tierras para producir hortalizas. Se formó, de esta forma, el Cinturón Hortícola Platense.  Es uno de los mayores productores de hortalizas del país y principalmente de alcauciles o alcachofas. El cinturón platense alberga el 64% de la producción nacional de alcauciles.
   A mediados del Siglo XX creció la inmigración desde Italia. En ese entonces llegó a la ciudad la planta de alcaucil tradicional, la cual se sigue plantando hasta el día de hoy.  Más allá de los avances tecnológicos que permiten nuevas especies y mayor cantidad de producción.
    Por el contrario, el productor Roberto Tosi, de la localidad de Arana, declaró que la especie que él produce es la que tenían los nativos hace cien años en la zona, El Ñato y el Francés o Romanesco. También afirmó que “los productores abandonaron el francés por el hibrido”, por ello la producción se está cayendo, “porque ésta es una variedad en extinción y el que viene de semilla no sirve o a la gente no le gusta”.
   Carmelo Mancuso aseguró que a la gente le cuesta acostumbrarse a los nuevos alcauciles, no están muy difundidos y cuesta introducirlos en el mercado, en referencia al hibrido que se está implementando desde hace aproximadamente diez años. Pero comentó que “una vez que lo prueban lo eligen siempre debido a que es más rendidor y de mayor tamaño que el tradicional”.
    Tosi agregó que los alquileres de los campos no son favorables para la producción de este cultivo, ya que demora un año en dar la cosecha, por eso los productores que no son propietarios prefieren invertir en cosechas más próximas que dan ganancia rápida. “También hay problema con la gente, la gente no quiere trabajar en el campo”, así se manifestó el productor debido a los trabajos en “negro”, que existen en esos ámbitos.


  ¿Cómo se produce esta hortaliza?

   El alcaucil se produce por semilla o por brote. Los híbridos son mezclas de dos especies que se forman por alteraciones genéticas, en las semillas. Se siembran, crecen y  forman los plantines que luego son trasplantados al campo donde la planta se desarrolla para la producción. El Romanesco o Francés y el Ñato, se reproducen por brote. Una planta ya desarrollada tiene sus brotes alrededor de ella. Estas son replantadas en otros campos y así forman nuevos espacios de cultivo.
   Una vez plantado el brote o el plantín que genera la semilla, se debe esperar que crezca el primer alcaucil, que es la flor, y luego se corta. Se espera a que crezcan otras dos o tres flores a los costados del corte, que sería lo que se llama el segundo corte. Se extrae y de esa forma comienzan a crecer los brotes que darán la posibilidad de generar otras plantas y cultivar otras tierras.
   Este ciclo se repite con el alcaucil tradicional y desde que llegó a la Argentina se mantuvo la especie. No se conocen en el país semillas de esta planta para reproducirlas. La única y la mejor forma es el brote. Estos se deben trasplantar antes o después del invierno, entre marzo y mayo o entre septiembre y noviembre.
   Si bien la plantación necesita la lluvia, se lo mantiene por un sistema de goteo, riego con mangueras que administra la cantidad justa y necesaria de líquido a la producción y de esa misma forma se ingresan los fertilizantes y antibióticos para mantener las plantas curadas. Mancuso ratificó: “Le hace falta la lluvia, porque el agua de arriba no es como el riego”. “Las plantas necesitan el agüita bendita y a eso no hay vuelta que darle”, expresó el productor.
   El alcaucil se planta y diez a doce meses después se lo puede cosechar, se debe preparar para esas épocas y se generan entre siete y diez unidades por planta. Cada planta dura entre tres y cinco años,  durante ese tiempo es cortada al ras de la tierra y crecen en los costados las nuevas ramas con los productos y más al costado los nuevos brotes. Estos brotes deben ser arrancados con el llamado “nudito”, que es el bulbo de la planta con las raíces. Solo de esa forma puede agarrarse en la tierra y crecer, de otra forma se muere.

      Una planta con propiedades curativas

   Según un informe que hizo la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Rosario en su revista “Agro mensajes de la facultad”. El alcaucil o alcachofa es una de las verduras con más propiedades en el mundo.  Ayuda en la digestión, es diurético, fortalece y limpia el hígado, estimula la eliminación de la bilis y reduce el colesterol. Contiene vitamina C, B6, A, potasio, magnesio, fósforo, hierro, calcio, proteínas y sodio. Es uno de los vegetales más completos en nutrientes.
   Alivia la acidez y la pesadez de las malas digestiones disminuyendo el ácido clorhídrico del estómago. Es descongestivo, desintoxicante y regenerador hepático. Se utiliza para enfermedades biliares y para lesiones en el hígado.
   Es un diurético natural debido a su contenido de cinarina. También posee magnesio, lo cual crea un efecto digestivo que hace depurar los líquidos y las grasas más rápido del cuerpo. Por ello es recomendado en las dietas para bajar de peso. Otra dieta donde se encuentra el alcaucil es en la dieta diabética. Proporciona un 12% de glúcidos, cuya sexta parte la constituye inulina, una fibra soluble que se encuentra en las raíces de algunas plantas. La inulina presenta la particularidad de transformarse en el organismo en unidades de fructuosa. Un azúcar de fácil asimilación que la toleran muy bien los diabéticos. Además,  posee una cantidad escasa de calorías, tan sólo 17kcal por cada cien gramos y una gran cantidad de fibras. Lo cual genera una sensación de saciedad a la hora de terminar la comida y regula el tránsito intestinal.
   Su contenido es de cada cien gramos de alcaucil 91,3 g de agua, calorías 22 Kcal, proteínas 2,7 g, lípidos 0,2 g, carbohidratos 2,5 g, aminoácidos 0,5 g, azúcares solubles 1,9 g, fibra cruda 5,5 g, sodio 133 mg, potasio 376 mg, hierro 1 mg, cenizas o,7 mg, calcio 86 mg, magnesio 45 mg, fósforo 67 mg, tiamina 0,06 mg, riboflavina mg, niacina 0,5 mg, vitamina C 12 mg, vitamina A 18 mg.
  

   Cómo se puede preparar

   Los alcauciles se pueden cocinar de muchas formas, ya sea hervidos, fritos, al horno, rellenos, en tartas, al escabeche, en puré, entre muchas formas más. A continuación algunas formas de preparación.
   Antes de cada preparación se debe lavar el alcaucil, siempre con las hojas boca arriba abajo del agua. Se lo enjuaga unas dos o tres veces para quitar toda la suciedad que puede acumularse dentro y luego se lo deja escurriendo con el tallo para arriba para que escurra bien la suciedad de dentro.
   Para prepararlos hervidos se debe, con un cuchillo raspar el tallo o de estar muy grueso cortar lo que está en la superficie y el interior dejarlo que es muy sabroso. Luego se debe cortar las hojas más exteriores que son duras, después de eso se le corta la pinta de las hojas y se lo coloca tallo para arriba en una olla con un diente de ajo, aceite de oliva y agua, con tapa por aproximadamente cuarenta minutos.
   Fritos se hacen de una forma muy simple, se corta casi todo el tallo, se le sacan las hojas y que solo quede el corazón de la flor, este se debe cortar en lonjas finas y se pone en aceite caliente hasta que esté cocido, aproximadamente cinco minutos. En ese momento se los retira de la sartén, se le agrega sal a gusto y se los deja enfriar.
   Al horno se elaboran como acompañamiento para un plato,  como por ejemplo carne, pollo, pescado, etc. Se le corta el tallo, se sacan las hojas hasta que queden las centrales que son más blandas, se los corta en cuartos y colocándolos con aceite y sal se los pone al horno por aproximadamente cuarenta y cinco minutos.
   Rellenos se los prepara con un interior de miga de pan cortada, menta, perejil, filetes anchoas, sal y pimienta, se mezcla y abriendo el alcaucil se coloca el relleno en el medio hasta que no entre más. Se los coloca en agua y aceite al fuego durante treinta minutos.
   Para la tarta de alcaucil se debe hervir los corazones de cinco alcauciles, se dejan escurrir, de cortan a la mitad y se colocan sobre la masa de la tarta. Arriba de esto se coloca una mezcla de huevo, cebolla, hongos cocidos y queso parmesano y se coloca en el horno hasta que este dorado.

   Al escabeche es una conserva muy sabrosa, se deben hervir los alcauciles como se explica en la primera forma de elaboración, pero solo los corazones y algunas hojas del centro que son blandas. Se hierve aparte una mezcla de vinagre, mostaza, sal, pimienta, perejil, ají molido y limón. Luego de cinco minutos de hervor se incorporan los corazones de alcaucil en un frasco de vidrio previamente hervido y se lo cubre con la vinagreta.